miércoles, 30 de marzo de 2011

Cierro la puerta, estoy muerta, cansada. Me saco la ropa, me pongo pijama, me tiro en la cama. Me meto bajo las tapas, cierro los ojos

No puedo dormir

Me doy unas vueltas, me pongo boca abajo, me cuesta respirar. Se me aprieta el pecho, se me llenan los ojos de lágrimas, me da pena, echo de menos tantas cosas

Extraño

me lleno de preguntas, me respondo, me lleno de respuestas y vuelvo a preguntarme... Me levanto, voy al baño y me miro al espejo
ojos rojos y mojados
me lavo la cara, me miro al espejo...vuelvo a la cama

Cierro los ojos a la fuerza, quiero dormir, trato de poner la mente en blanco, suspiro...ya sé lo que voy a soñar...


Abro los ojos con una imagen en la retina, ya es de madrugada. No puedo volver a dormir. Se me vuelven a llenar los ojos de lágrimas y comienzo a derrarme y mi cuerpo se convierte en río

emanan de mí fluidos rancios, espesos...sangre, lágrima, baba, sudor...sigo dando vueltas en la cama

es tu sonrisa
es tu olor


me cuesta abrir los ojos, me duelen las piernas y los brazos, no los siento, no me puedo mover

parálisis:

Me quedo quietita, me quedo en silencio, estoy muerta

Volver a pensar en ti: en tu sonrisa, en el olor de tu piel, en el calor de tu cuerpo, en el sabor de tus besos, en tu mirada...


La verdad te ha vuelto loco, mi amor, te volviste loco y yo ahora soy un río...

A mí siempre me quedará tu sonrisa


La lluvia que caerá sobre este cuerpo y mojará el deseo de que vuelvas


volver a respirar


y cada día un instante volver a pensar en ti








sábado, 12 de marzo de 2011

Silencio

El silencio de los ojos rojos, abiertos
el silencio de las manos secas, embarradas
el silencio de la boca moribunda, solitaria
el silencio de la piel curtida, rasgada

Y los sueños, los recuerdos y las rabias son más silentes aún.
El silencio que me salva
lo único que me quedó para después de vivir



martes, 8 de marzo de 2011

Me hago la desconocida porque ya no me soporto. No soporto ese peso de ser "yo", un yo que huele a polvo y a miedo. Me escapo de mí porque mi mirada y mi boca no resisten tanta rigidez, tantas ataduras imaginarias. Ahora no tengo nada, por fin, no tengo nada. Nada para proteger, nadie de quien protegerme. Abandonada me dejo y ahora solo tengo que caminar...